Escribe Sergio V. Jodar en Moneda al aire una frase que lleva rondándome días. Dice que los recuerdos tristes del fútbol nos hacen felices mientras que en la vida nos entristece haber sido felices. Los viejos descensos que nos rompieron ya no duelen; ahora forman parte de una nostalgia llena de juguetes, consolas, acné, mochilas de ruedas, campus universitarios, primeras veces.
Es extraña la sensación, pienso. Me recuerdo en los dos momentos más tristes que he vivido en un campo de fútbol y ninguno me sabe a trauma. Al contrario, me inflan un globo de orgullo por haber estado ahí y haber sufrido con otros camaradas que lloraban por lo mismo que yo.
Girona y Tarragona. Sendas cruces marcan el lugar. Bajo ellas se esconden dos partes de mi vida que abandoné para avanzar, goles que se transformaron en descensos y que nos hicieron más hombres porque lloramos juntos. Entonces fue un desgarro, hoy tan sólo es una historia que me saca una sonrisa. Yo estuve allí.
De nuevo, la vida girando alrededor de la pelota. El recuerdo y la nostalgia, el dolor y el trauma, la superación, por fin. Moneda al aire es un libro de fútbol que no es de fútbol: sí, hay fútbol pero no va de eso. Un jugador sufre. Una periodista lucha. Un aficionado intenta sobrevivir. Un niño quiere acabar algo. Una novia quiere una vida normal. Y en el centro, otra vez. El balón.
Moneda al aire, editado por Panenka, es una novela de Sergio V. Jodar de la que estuvimos hablando en el episodio 32 del podcast Leer Para Contarlo. El escritor y periodista vino para recomendar la lectura de los diarios de Rafael Chirbes, en Anagrama, y a partir de ahí hablamos de los miedos del escritor, del periodismo precario, de Panza de burro y Nicola Lagiogia y de muchas cosas más.
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Hasta la próxima.