#26: Un verdor terrible; una noche terrible; unos treinta terribles
Benjamin Labatut está llamando a la puerta. Un thriller policíaco en Milán. Un pódcast sobre reinventarse.
“El efecto del cianuro es tan fulminante que solo existe un testimonio de su sabor, dejado a principios del siglo XIX por M. P. Prasad, un orfebre indio de 32 años que alcanzó a escribir tres líneas luego de haberlo tragado: “Doctores, cianuro de potasio. Lo he probado. Quema la lengua y sabe agrio”, decía la nota que encontraron junto a su cuerpo. La forma líquida del veneno es volátil, hierve a los 26ºC y deja un ligero aroma almendrado en el aire, dulce pero levemente amargo, que no todos logran distinguir ya que se requiere un gen del que carece el 40% de la humanidad.”
Un verdor terrible, Benjamín Labatut.
No sabía cómo empezar esta newsletter así que he adoptado y retorcido una frase de
en su último número de para definir al que yo creo que es el lector medio de Un verdor terrible: un madrileño que deambula sin un rumbo claro por las calles del centro de su propia ciudad rodeado de decenas de zombis atribulados por los adornos navideños y las luces festivas de la capital de España. Todo es movimiento, todo es confusión, todo es bello.Un verdor terrible es el centro de Madrid en Navidad: un lugar confuso que te acaricia y te susurra al oído palabras cálidas de amor. Un túnel sin final aparente, como los que apuñalan la ciudad, que te acuna y te protege. Un exótico placer.
Benjamín Labatut novela en Un verdor terrible, título en español de When we cease to understand the world, varias historias icónicas de la ciencia del siglo XX. Alrededor de personajes reales como Heisenberg y Schrödinger, el autor chileno enmaraña una tela de ficción en la que los hechos históricos se suceden a buen ritmo y sin piedad alguna hacia el lector, quien, confundido, enterado o no, pasará una página tras otra llevándose las manos a la cabeza y preguntándose una y otra vez qué es verdad y qué es producto de la imaginación del autor chileno.
Labatut experimenta en Un verdor terrible y evoluciona del casi ensayista al casi novelista. Comienza con Azul de Prusia, un capítulo en el que la historia, lo real, prevalece sobre la ficción. Promete ser un ensayo brillante. Precisamente es la parte que acaba dando título al libro en castellano, frase esta, un verdor terrible, que culmina de manera brillante un pasaje fabuloso. Pero luego el escritor se deja sumergir en las mieles de la ficción. Empieza con un poco, y luego un poco más, y después más, hasta que comprobamos que estamos leyendo acerca de los pensamientos, anhelos, deseos y miedos más íntimos de los físicos más reputados del siglo XX.
¿Y cómo demonios sabe Labatut todo eso?, se pregunta uno en cierto momento del libro, intuyendo, dudando, no dando nada por sentado. Con la calma de las letras acaba por entender la fusión, el juego, la experimentación, dejándose llevar.
En el caso que aquí nos ocupa, a partir del descubrimiento del azul de Prusia, el escritor chileno Benjamín Labatut nos lleva hasta el último concierto que dio la Filarmónica de Berlín el 12 abril de 1945, antes de la caída de la ciudad, y que terminaría de manera muy apropiada con el aria de Brunilda de Richard Wagner. Toda una banda sonora para lo que vendría poco después, cuando los niños de las Juventudes Hitlerianas, cargados con cestos de mimbre, repartieron cápsulas de cianuro como si fueran caramelos.
Un verdor terrible se disfruta mucho porque, al margen de la confusión que genera caer en la tela de araña y del desconocimiento que muchos tenemos sobre física cuántica, Labatut consigue aterrizar a sus protagonistas, convirtiéndolos en humanos, cogiendo de aquí y de allá para construir un escenario, de aquí y allá para fabricar un conflicto, de aquí y de allá para escribir un ensayo que se lee como una novela y una novela que se lee como un ensayo.
A quién gustará:
Curiosos de la historia y de la cienca
Lectores de ensayo
Una película: Última noche en Milán
La puedes ver en Filmin
Aunque Franco Amore aún es joven -pasa por poco la ciencuentena-, ha decidido retirarse de la policía italiana. En su última semana, haciéndole de chófer al primo de su mujer, esta un par de decenas de años más joven, mientras escribe su discurso de despedida, se topa con una oportunidad de oro: ganar mucho dinero sin demasiado esfuerzo.
A partir de esta premisa se construye Última noche en Milán, un thriller policíaco que funciona muy bien y en el que brilla por encima del resto una escena de alrededor de un cuarto de hora en el que la tensión te anclará al sofá. La cumbre. Sabrás cuál es cuando lleves un rato sin poder moverte.
Aunque la película presenta un fuerte anticlímax, parece estar hecho a propósito: el conflicto se desanuda en la segunda mitad pero lo que de verdad impresiona ocurre en su mismo corazón. Sabrás a lo que me refiero.
Dicen que es el thriller europeo más visto y así lo vende Filmin: no sé si por tanto será el mejor pero lo que sí es, sin duda, un trabajo muy conseguido que te regala dos horitas más que dignas frente a la televisión.
La puedes ver aquí.
Pódcast: Reinventar tu profesión más allá de los treinta
Cuando pasé los treinta años tuve que reinventarme. Por suerte no fue por necesidad física ni monetaria, sino por encaminar mis pasos hacia un futuro que yo consideraba mejor. Eso suponía dejar atrás mi vocación, pero también mi contexto, mi cargo. Significaba despojarme de un trozo de mi vida, no sólo de un trabajo. Amputarme una pierna, renquear durante meses, cojear quizá de por vida.
El sentimiento de lanzarme a una piscina vacía y el miedo a equivocarme y sobre todo a arrepentirme para siempre me atenazó durante mucho tiempo y me acompañó después. Fueron años duros en los que necesité ayuda terapéutica.
Comprendí entonces que el proceso de reinvención puede ser sano. Y que no tiene por qué acabarse. Estudiar, leer y formarse en tu ámbito o en otro siempre supone un crecimiento. Nunca eres la misma persona que ayer y tampoco eres quien serás mañana. Aceptarlo y ser feliz con eso es una de las cosas más bonitas y difíciles que me han pasado.
De todo esto va el pódcast 32 de ‘Un día eres joven’. Te lo recomiendo mucho:
Gracias por leer esta edición de Los tacos por delante.
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Excelente recomendación la de Labatut. Comentar que una "segunda parte" de Un verdor terrible es el ensayo "La piedra de la locura", para que lo busquen los interesados.
Justo por estos días leí esta entrevista (https://www.latercera.com/culto/2023/11/11/benjamin-labatut-a-lo-que-mas-temo-todos-los-dias-es-a-mi-mismo/) al escritor chileno, quien se encuentra promocionando su última novela MANIAC.
Ante la pregunta de lo que motiva su escritura, Benjamín responde:
"La literatura no tiene que ver con el reconocimiento, sino con el descubrimiento. Escribir sirve para dar vueltas alrededor de una epifanía que puede no ser tuya, que tal vez nunca logres alcanzar, y que probablemente jamás entiendas, pero que te puede dar acceso a una visión mayor."
Gracias por la mención (y por la lectura). Pinta interesante, creo que encajo bien en lo de "lectores curiosos de la historia y de la ciencia". Curiosidad siempre.