#20: Vecinos
Esta semana hablamos de ser 'anti', del nuevo disco de Arde Bogotá y de por qué debes escucharlo, de Marta Jiménez Serrano y del documental Libres. Suscríbete y te cuento.
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Tengo un vecino antimadridista. Se empeña en demostrarlo cada vez que juegan los de Ancelotti y reciben un gol: grita con las ventanas abiertas incluso antes de que en mi televisión Courtois sea batido. Yo pensaba que era del Barça pues lo escuché por primera vez durante un Clásico. Nada más lejos: es de todos los equipos excepto de uno. Lo he escuchado celebrar goles del Villarreal, del Atlético, del Athletic, de Osasuna, del City… Todos contra el Madrid.
Mi vecino esquiva la felicidad. Parece alegrarse y alcanzar un extraño éxtasis cuando los de Ancelotti reciben goles, pero da la casualidad que este equipo no es un equipo sino un concepto inabarcable que no se puede plasmar en papel en su totalidad. Algunos avezados escritores contemporáneos –Marías, Jabois, Valderrama, Aznar, Ballester- tan sólo han conseguido acercarse un poco a la idea que da forma corpórea y brillante a un Real Madrid incapaz de hacer feliz al antimadridismo.
Volvió a demostrarlo en una noche de ensueño ante el grupo de jugadores que, reunidos y vestidos igual, más se parece a los Avengers: superhéroes de cómic capaces de arrollar a un tren en marcha. Se las prometía felices mi vecino. Pensaba éste, seguramente, que ya era hora, que ya estaba bien de la broma, que la suerte de Ancelotti no podía durar tanto, que la justicia divina caería sobre el Madrid como granizo: inclemente, fría, dolorosa.
Se las prometía felices mi vecino pensando que el City de Guardiola era un ciclón y que el nuevo Bernabéu, con su armadura metálica y su césped nuevo, caería por derribo en cuanto Haaland soplara con un poco de fuerza, como si el Madrid fuera la casa de paja o la casa de barro de uno de los dos primeros cerditos del cuento.
El antimadridismo, sin embargo, se dio de bruces contra la realidad, que no es otra que el Real Madrid son dos ruedas dentadas en movimiento: un sistema rígido pero compenetrado, duro como metal y extrañamente bello al que no puedes dejar de mirar en cuanto un diente se coloca sobre su espacio y después se mueve para que el siguiente diente se coloque en su espacio para que el siguiente diente se coloque en su espacio hasta que Camavinga saca el balón, se asocia con Modric, asiste a Vini Jr. y este se convierte por un instante en Zeus para soltar el rayo de todos los rayos y amaestrar a la fiera más fiera del reino de las fieras.
Pensaba el antimadridismo, equivocado, y con él mi vecino, equivocado, que este Real Madrid sería absorbido por el agujero negro que ha creado Guardiola en Manchester gracias a los millones de su club-estado, que el 0-4 era cuestión de 90 minutos y que no haría falta ni siquiera jugarse la vuelta.
Por mucho que piense y crea y considere y sueñe el antimadridismo, y con él mi vecino, que la realidad es el muro contra el que el Real Madrid habrá de estrellarse, éste se empeña una y otra vez en aguarle la fiesta con obras maestras dignas de los mejores y más borrachos escritores, incapaces de sujetar un bolígrafo ante el Girona pero firmadores del mayor legado literario -y futbolístico- de la historia.
Llegará o no la decimoquinta, jugará o no la final, pero el antimadridismo seguirá sufriendo una y otra vez ante un equipo que, como dice Jabois, es una época.
Te recomiendo escuchar:
Cowboys de la A3, Arde Bogotá
Por qué: Aun a riesgo de resultar como la persona más pesada del mundo, vuelvo a traer a Arde Bogotá a la newsletter porque han sacado nuevo disco, Cowboys de la A3, título homónimo de uno de los doce temas que contiene este trabajo.
Y qué trabajo. Los Arde Bogotá, naturales de Cartagena, han escrito e interpretado una oda a su patria personal: el hogar, el mar, un espigón, el amor, los amigos, volver, redimirse. La impulsan con un sonido depurado que endurece los poros y que recuerda al rock con el que dejamos de ser niños, plagado de golpes de efecto, cuerdas, batería y mucho corazón.
Después de su primer disco, La Noche, sabíamos que sería muy difícil superar el sobresaliente.
Lo han hecho. Y con creces. Cowboys de la A3 es increíble.
Lo puedes escuchar ya:
El vinilo está disponible en Amazon, haciendo clic aquí.
Te recomiendo leer:
No todo el mundo, Marta Jiménez Serrano
Por qué: Esta semana ando leyendo el libro de relatos de Marta Jiménez Serrano, titulado No todo el mundo y publicado por Sexto Piso.
Me ha conmovido la sensibilidad con la que Marta describe la casquería del amor romántico, lejos de ensoñaciones, nubes y espíritus elevados, y muy cerca, sin embargo, de la decepción, el dolor, la ceniza y los higadillos de cualquier relación entre dos personas.
Después de mucho tiempo se me volvieron a humedecer los ojos leyendo un libro.
Lo puedes comprar haciendo clic aquí.
[…] lo que me hizo comprender que lo que llamamos “realidad” no es una ciencia exacta, sino más bien un pacto entre mucha gente, entre muchos conjurados que un día en tu ciudad natal, por ejemplo, deciden que la avenida Diagonal es un paseo con árboles cuando, en realidad, si tomas tu ácido, puedes ver un zoológico atiborrado de fieras y cotorras con vida propia, todas sueltas, algunas subidas a las copas de los árboles”.
Enrique Vila-Matas. Montevideo.
Te recomiendo leer:
Libres. Cuando la muerte deja de ser un problema
Por qué: Tengo muchas ganas de ver este documental después de leer a Antonio Yelo en Jotdown. Se trata de una pieza en la que se profundiza en los motivos por los que los religiosos de clausura viven apartados del mundo, mostrando casos especialmente llamativos como los de una madre de seis hijos que decidió cambiar los tacones por el hábito y las noches largas por los madrugones para rezar.
Yelo, además, reflexiona por su cuenta y riesgo en el artículo de Jotdown, exponiendo nuevos ejemplos y vinculando diferentes dogmas en los que la reclusión se convierte en la única forma de escapar de los dioses modernos.
Lo puedes leer haciendo clic aquí.
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¡Te escribo la semana que viene!